La anatomía femenina crea que las mujeres sean mucho más propensas a contraer estas infecciones debido a que la uretra esta muy cerca del ano lo que facilita el paso de bacterias, desde ahí pueden llegar a la vejiga y contaminarla, lo que deriva en infecciones o cistitis, que si no son tratadas pueden convertirse en enfermedades más complicadas que implican riesgo vital.
Las estadísticas dicen que se calcula que el 20% de las mujeres sufrirán al menos un episodio de infección urinaria en su vida. Lo más importante es tratarlas, es la consulta con un especialista ante la primera molestia.
¿Cuáles son los síntomas de las infecciones urinarias?
- Dolor, especialmente en la zona baja del abdomen.
- Polaquiuria (orinar seguido y en poca cantidad).
- Incapacidad de aguantar el deseo de ir al baño.
- Sensación de no haber vaciado la vejiga.
- Ardor al orinar.
- En algunos casos puede haber sangramiento.
- Cuando los riñones están comprometidos, se produce dolor en la espalda y fiebre.
Ante cualquiera de los síntomas antes mencionados, se debe consultar con un profesional de la salud.
¿Cuál es el tratamiento para las infecciones urinarias?
Para diagnosticar infecciones se realizará un análisis y cultivo de orina para determinar la presencia y tipo de bacteria. La duración del tratamiento dependerá del tipo de infección y de la importancia de la misma: si es una cistitis, se puede tratar con antibióticos orales durante dos o tres días, aunque la desaparición de los síntomas puede tardar varios más.
¿Cuáles son los periodos donde las mujeres sufren de infecciones urinarias?
- Infancia: estas vienen asociadas a los hábitos higiénicos.
- Inicio de la vida sexual activa: se produce por colonización o adquisición de gérmenes durante la relación sexual.
- Menopausia: determinado por cambios hormonales, que implican modificaciones en el pH de la zona genital.
- Tercera edad: se acentúan los cambios hormonales y se suman patologías propias de la edad como la incontinencia y el prolapso.
Conclusiones
Para evitar estas enfermedades es fundamental controlarse con profesionales de la salud periódicamente, respetando los plazos de exámenes y tratamientos. La detección precoz de este tipo de enfermedades, es esencial para prevenir dolencias graves.
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